Arte publico, muralismo y artes visuales para aportar a una estetica de lo latinoamericano

Este es un espacio dedicado a la difusion de arte publico, muralismo y artes visuales en general. Desde una vision situada, resignificando lo nacional y popular construyendo una vision latinoamericana. Indispensable para la batalla cultural y para la consolidacion de las identidades y culturas nacionales y populares.

Gestion Cultural.



Dia Nacional de la Gestion Cultural. 2015.













EL ORIGEN DEL VIAJE
Llegaron a nuestras manos unos manuscritos en un gran cuaderno con un escudo en su tapa y mapas de un territorio llamado Almagro. Dentro encontramos la letra de una canción, fotos de una esquina llamada Las Violetas, la cara de Gardel, una cuadrícula que involucra apenas unos kilómetros. La poca información que nos dejaron nos remitía a un barrio de Capital Federal, antiguo espacio de quintas que albergó a cierta parte de la clase alta luego de la epidemia de fiebre amarilla; lugar donde surgió la estación del primer tendido ferroviario del país, estación que hoy ya no existe. Sitio relacionado con el tango, el fútbol y el boxeo. Por sus calles Carlos Gardel hizo sus primeras armas cantando para sus compañeros del Colegio secundario, en el coro de la Basílica, o en el bar de la avenida Rivadavia junto a su compañero, el negro Congo. Lugar de asiento de varios colegios centenarios e innumerables y variados espacios religiosos. En las letras se refleja como “gloria de los guapos, lugar de idilios y poesía”. La confitería Las Violetas emplazada en el centro del barrio, lleva la bandera de los edificios del siglo pasado que resisten el paso del tiempo, junto a los cafés que atendieron entre sus mesas fútbol, política y tango. Y siempre aparecía ese escudo heterogéneo, mezcla de sudor, arte, fuerza y fe. Y detrás de cada dato, de cada fecha, la referencia a otros espacios: Flores, Abasto, Boedo, Balvanera… Y más acá el ruido de las cacerolas y la apertura de experiencias comunitarias. Y volvía a aparecer el escudo. Los escudos son símbolos que nos identifican. Y nos preguntamos por la identidad de este lugar. Y fuimos más lejos, una pregunta llevó a la otra ¿es Almagro un barrio de Tango? ¿O lo fue? ¿es un espacio fuertemente religioso? ¿es un barrio con calle? ¿es un barrio de artistas? ¿comprometido con la realidad social de la gente que lo habita? ¿es un barrio hacia fuera o hacia adentro?¿es un barrio futbolero?¿es el lugar donde los trabajadores pasan o donde viven? ¿es un barrio de jóvenes o de viejos? ¿cuáles son sus esquinas más representativas?¿a quién representan? ¿Almagro existe? ¿o Almagro fue? ¿o Almagro es sólo una ilusión? Inmediatamente nuestra curiosidad nos puso en marcha. Decidimos dividir el territorio en tres y explorarlo para buscar algunas respuestas, guiados por la intuición y la duda. Cómo dice el poeta “es la incertidumbre lo que te enamora”… Pero para enamorarnos de Almagro primero lo quisimos conocer, pisar, oler, escuchar, fotografiar, medir y tocar. Así fue como iniciamos este viaje.

DIARIO DE VIAJE
(Ale) día primero
Me dirigía a la zona sur del barrio. Luego de un almuerzo tardío pero frugal, tomé mi cámara de fotos, birome y un anotador. Nada más. Quería estar liviano para el viaje y lo más despierto posible, atento a mi alrededor, sin distracciones. Recostado sobre el límite Oeste del  barrio, hice mi primer recorrido por una de sus avenidas importantes: Avenida La Plata. Me convocaban ahí 2 o 3 puntos de interés, bastante diversos entre sí. Un espacio de formación artística de nombre extranjero (Act & Arts), una asociación civil dedicada a la pasión de construir y remontar barriletes (Batoco), cosa curiosa teniendo en cuenta que el único espacio verde de Almagro constaba de una manzana, bastante arbolada por cierto y rodeada de edificios. Otros espacios culturales cercanos eran el centro cultural Scalabrini Ortiz y el Centro cultural y Teatro “El quijote”, apostados sobre avenida Independencia. También tenía noticias de una plaza recuperada por una asociación vecinal y hacia ahí me dirigía.
En el camino comencé a darme cuenta que las paredes del barrio estaban cargadas de imágenes y símbolos. Los más primitivos y espontáneos, los grafittis de las bandas de rock, reggae, metal, etc… que suenan o sonaron en el barrio. Desde los más tradicionales hasta algunos más estilizados que surgen ahora con una tipografía curva que nos remite al medio oriente. Además del uso del stencil, muy popularizado por las organizaciones sociales en la última década. Pero además me fui encontrando con pequeños murales, algunos más rudimentarios, otros más elaborados. El primero estaba en una casa donde aparentemente funciona la asociación civil sin fines de lucro El crisol, relacionada con las artes y el teatro. Cuando intenté comunicarme no me quisieron atender y me negaron su existencia sin dar demasiadas explicaciones. Luego también me encontré con una ochava pintada por un grupo de artistas a pedido de los vecinos, hartos de los grafiteros del barrio.
De los 2 lugares que quería relevar primero, me encontré con espacios que no existían hace años (act & arts) o que de existir, no tenían forma de comunicación con el exterior (Batoco).  Los que estaban apostados sobre independencia corrían la misma suerte. Y finalmente llegué a la plaza. Un grupo de vecinos había recuperado el lugar y lo mantiene a diario. Y detrás de la plazita, el terreno sigue y aparece un gran tinglado donde hacer deportes y un salón semicubierto. No puede encontrarme con nadie de la Asociación de Vecinos Florentino Ameghino para que me cuente la experiencia, sólo Daniel, el calesitero me contó que en el semicubierto se impartían clases de danzas folkloricas y se organizaban algunos eventos para los vecinos del barrio. Había recorrido bastante y estaba un poco cansado. Emprendí la vuelta.
(Vicky y Sole) Dia primero
Debido a nuestras múltiples actividades cotidianas, decidimos emprender la recorrida por el barrio cuando la tarde comienza a caer y la noche despunta. Además nos permitía conocer otros aspectos del territorio que nuestros compañeros de viaje tal vez no podrían registrar. Nos repartimos con Pablo la zona “Norte” entre Rivadavia y Córdoba, zona de abundante movimiento y vida cultural y que permitía establecer varios trazados de recorridos. Decidimos comenzar por un lugar de mucho renombre entre los milongueros: La Catedral. Cuando llegamos, la persona que nos recibió nos invitó a pasar y que veamos lo que allí había, una escalera muy larga que desembocaba en una especie de hall con cuadros, y justo enfrente del final de la escalera un cuadro con el escudo argentino. Claramente nos íbamos a encontrar con parte de nuestra cultura, espacio de Tango y Folklore. Un galpón enorme armado con miles de objetos que parecen haber sido recolectados de la calle dan forma a este salón en donde se dictan clases de tango prácticamente todos los días. Esta mezcla de objetos antiguos, viejos y rotos le dan un estilo único al lugar. Un bar con comida naturista (algo que cuesta entender frente a lo que podría comer un buen argento) distribuye sus mesas alrededor de la pista para aquellos que esperan bailar una pieza o simplemente observar lo que ahí sucede. El público la mayoría es joven, y asisten muchos extranjeros que suelen tomar clases, es por eso que los profesores están preparados para hablar 4 idiomas. Al salón principal lo acompaña otra sala en donde artistas pueden exponer sus obras de manera gratuita. La milonga suele tener actividad hasta largas horas de la noche y los fines de semana se puede disfrutar de shows en vivo mientras lo acompaña con un buen vino y por qué no?... con una pizza de harina integral! También la charla con algunos de los asistentes al lugar nos daba cuenta de una especie de circuito tanguero de milongas a las que en una especie de raid solían acudir los aficionados al baile. Y aprovechamos esta sintonía con la danza para dirigirnos a la salsera, el espacio amplio esta vez nos transportó a otras latitudes más centroamericanas. Si bien se presenta como un multiespacio cultural afrolatino, su eje tiene que ver con el funcionamiento de la disco y los eventos que de ella puedan surgir. Entre nuestros apuntes de viaje teníamos cerca la única Radio del barrio: FM la Tribu. Al acercarnos nos desanimó un poco el hecho de que no nos pudieran recibir y nos mandaran a buscar info vía web. Este colectivo radial de 22 años de edad realiza además numerosas tareas de capacitación y difusión relacionada con los medios, pero paradójicamente su sitio web no funciona bastante bien, ni el de la red AMARC, de la que participa. En el camino de regreso pasamos por Aérea, primera escuela de danza aérea del mundo, creada en el 94 a partir del trabajo de su creadora Brenda Angiel y su compañía. En la escuela se imparten clases para niños, adolescentes y adultos y se montan espectáculos. Es clave en el trabajo de Brenda como coreógrafa la influencia del tango, que ella intenta renovar en sus espectáculos, como el actual “8cho” con el que se encuentra de gira. El deseo a partir de tanta innovación y trabajo nos deja picando un futuro encuentro con Brenda. Volvemos entonces a nuestro punto de reunión en Klana Bataklana.
(Pablo) dia primero
Los sábados de primavera animan el espíritu. Esa sensación de la semana laboral que llegó a su fin. El incipiente calorcito, la gente volcada a la calle, estornudos, color, brisa, olores. La bicicleta apostada cerca de la puerta, parece pedirme que la lleve a dar una vuelta. La invito entonces a descubrir Almagro. Llegando desde Barracas, me topo sin quererlo con el colosal espacio del Konex. Desde fuera se presenta impactante sobre una minúscula calle como Sarmiento, de poco tránsito, el edificio de la ex fábrica y depósito de aceites, intervenido por el arte devenido en “ciudad cultural” dentro de la ciudad. El espacio tiene mucha actividad en su agenda, y es fundamentalmente un espacio ecléctico que da lugar a nuevas tendencias y artistas que no siempre perduran en el tiempo. Un espacio versátil que actualmente sirve, por ejemplo de anfitrión de una obra de teatro ciego. Algo del eclecticismo y algo de andar a tientas me hacían tomar conciencia de mi tarea, adentrándome en un territorio tan diverso por descubrir. Continué unas cuadras, ya caminando al lado de mi compañera y de repente pasé por un pequeño local a la calle, con murales de comics en sus paredes y un sugerente cartel que anunciaba “Espacio Moebius”. Lo llamativo fue cuando entré a ese bajo nivel y me enteré que el espacio pertenecía a una pequeña editorial de comics que tenía su salón de ventas, y ofrecía la posibilidad de lectura de su material en el salón acompañado de un café con galletitas caseras. Me senté un rato a curiosear y hablando con el encargado también me comentaba que la editorial organizaba eventos de presentación de libros, autores, de lectura… Al rato de hojear un poco de su variado material dejé Moebius sorprendido de ese encuentro inesperado para el Almagro de nuestro punto de partida. Seguí caminando por bulnes hasta Rivadavia, la avenida que partía el barrio en 2 y me encontré con la Escuela de Cerámica Nº1 de la ciudad. Edificio reconstruido, con muy poco para ofrecer desde lo arquitectónico, pero por lo que pude apreciar después con la idea de tener más luz dentro y abrirse más a la calle. La cooperadora estaba haciendo una feria y pude ingresar a ver su patio antiguo preservado y me enteré de su carrera de vitralista y de la numerosa producción dentro de sus paredes. Y me volví con mi compañera para casa cuando la tarde se iba acabando. En unas horas me había encontrado en el territorio espacios antiguos intervenidos, espacios de cultura modernos, y espacios clásicos  renovados y en crecimiento. Una pequeña radiografía que abría las posibilidades del barrio.
Primera Posta
Nos encontramos luego de recorrer las calles del barrio en Klana Bataklana, espacio cultural que surge, abierto a todo tipo de propuestas para lograr ir armando su propia identidad, desde las salas de ensayo para bandas, pasando por un salón para todo tipo de actividades, hasta una terraza/bar, para descontracturar los ensayos y porque no filmar algún video clip, hacer un asado, montar un espectáculo. La primer parada de nuestro viaje hizo encontrarnos con la realidad de numerosos espacios que ya no existían. De los cuales ningún vecino podía dar cuenta de su existencia anterior, de los motivos de su desaparición. Mojones que todavía aparecían en algunos mapas gubernamentales y vecinales documentados y que ya no tenían actividad hace un par de años. Señales que hacían más confuso el territorio y sus límites. Esto no nos desalentó. Simplemente nos dejó una postal y una pregunta ¿por qué? Por otro lado empezábamos a percibir la diversidad de espacios que convivía en el territorio, por su gestión, por sus orígenes, su idiosincrasia.
Y en esta diversidad empezamos a experimentar también la riqueza de propuestas y realidades.
(ale) día 2
La experiencia anterior, me había vuelto un poco más precavido y dispuesto para las contingencias del viaje. Traté de abordar la zona recostada cerca de la avenida Boedo. Todavía no lo sabía, pero los límites se iban a hacer aún más borrosos. Me acerqué a un espacio cultural Llamado “El Desguace, almacén cultural”. En general el aspecto es el de unas viejas persianas de almacén cerradas, pero por la calle México se encuentra la vieja entrada de proveedores. Algunos afiches de obras de teatro aparecen pegados dando cuenta de actividad. Me atiende Valeria, una de las jóvenes integrantes de la compañía teatral que organiza la actividad del espacio. Llegaron hace 2 años y remodelaron la sala con una capacidad máxima para 50 personas. El espacio por dentro se ve vital y en pleno funcionamiento. Ensayan grupos, hay obras en cartel, están subsidiados por Proteatro, hace poco organizaron con su apoyo el ciclo “el teatro en las transformaciones sociales”  y también hay talleres de tango, teatro para adultos y malabares. Y participaron en actividades para la Semana de Boedo, porque pertenecen a la red cultural de Boedo. Esto último me hizo un poco de ruido y al salir comencé a caminar por av. Boedo. Pasé por Timbre 4 (espacio teatral y escuela impulsada por el actor-dramaturgo-director Claudio Tolcachir) pero los preparativos para el festival Escenarios del País (que convoca elencos de todas las provincias) me dejaron sin posibilidad de hablar mucho con el encargado del lugar. Tan sólo me recordó que todo empezó con un pequeño espacio y que ya el Teatro nuevo sobre la calle México está funcionando hace un par de años con mucha actividad, también mencionó la cercanía con la red de Boedo. Seguí por Boedo y volvieron a quedar afuera por su inexistencia lugares señalados, como TEMA (academia musical y de arte) y CC Colombres 25. Y sin darme cuenta ya me había adentrado en el barrio de Boedo, la zona residencial iba dando lugar a una más comercial y las referencias al tango eran más numerosas. Pasé por la puerta del teatro Boedo XXI, parte de la red mencionada, cerrado pero con carteleras de plena actividad. Y comencé a pegar la vuelta. Ahí me encontré de repente con una entrada vieja con numerosas fotocopias blanco y negro y color pegadas en sus vidrios. Me asomé y aparecía sólo una escalera que subía. Toqué timbre y subí.  Me atendió Fernando profesor de música del lugar que estaba en intervalo de la clase y mientras 2 chicos realizaban escenografía y muñecos en el patio común, apenas llegó a comentarme que había cursos numerosos, una radio barrial y una biblioteca pequeña, pero no sabía nada más porque no pertenecía al grupo que organizaba el centro cultural, venían más tarde. Me detuve a sacar fotos a ese espacio colorido y multifuncional que remitía a peñas, veladas y varietés. Pude averiguar que el lugar pertenecía a la Frente Cultural Gleyzer, organizado por corrientes políticas de izquierda. En mi vuelta a casa aproveché para visitar el teatro Anfitrión, también cerrado pero en actividad y Bien Bohemio, sitio a apuntar entre las tanguerías del barrio que se encontraban en gral en el norte del barrio, por donde estaban recorriendo mis compañeros.
(Pablo)Dia 2
Nuevamente en camino cuando el fin de semana abre sus puertas, esta vez más temprano, a pesar de la modorra. La primer salida y el encuentro con mis compañeros me había dejado ávido de recorrer y seguro de encontrarme con más sorpresas. Esta vez, iba a encontrarme con lugares que habían sonado en mis oídos por algunos conocidos. De todas maneras, cuaderno de viaje en mano, prefería dejar de lado los prejuicios y dejarme llevar por ese vientito cálido hasta las calles de este Almagro pluriespacial. El primer destino era el Teatro Fray Mocho (centro de inflexión del teatro latinoamericano, que albergó y se nutrió las vanguardias estéticas de la Europa de postguerra, y se propuso como espacio para todas las propuestas teatrales que se acercaban y nacían en nuestro país). Esto último que acabo de escribir es parte de las voces que aunque quería despejar, susurraban en mis oídos. Al llegar me encontré el espacio teatral devenido también Centro Cultural y Radio web. Los tiempos cambiaron también en el edificio de la calle Perón al 3600 (paradoja el cambio de nombre para la calle que albergó a un grupo en disidencia con la figura de Perón). Perdón, otra vez mis voces. Ahora en el mismo espacio convivían el teatro, el tango, la pintura, la literatura y la música. Espacio de copiosa actividad teatral, quizás ahora no tan vanguardista, bah, el tiempo dirá. Rápido me acerqué en mi corcel de 2 ruedas a “La Huella, espacio de arte”, ahí por Guadia Vieja, abría las puertas este espacio de difícil definición, más alla de la palabra cóctel. Se presenta hacia fuera como “Almacén orgánico natural, teatro, cocina del arte, alquiler de salas, punto de encuentro intercambio y aprendizaje. Conviven dentro las danzas, con fuerza de culturas afrobrasileras, el teatro, el yoga y la meditación, el canto y la música, por último la gastronomía. Salgo con esa ensalada en la cabeza y el impacto auditivo de las clases de cajón flamenco y percu africana que se cuelan por las rendijas. Me vuelvo por hoy y si bien en los 2 centros culturales encuentro semejanzas también empiezo a notar que los orígenes de cada espacio son distintos y también es distinta la forma de sustentar los proyectos. El konex y Fray Mocho reciben subsidios de proteatro y la fundación konex, también del INT. La huella en cambio se sustenta por medios propios o privados. También me fui preguntando que pensarían los “guapos” de antaño de este toque cool del arraigo de la comida naturista, que así como descubrieron las chicas en La catedral, yo encontré en la Huella. Y mientras me pregunto esto paso raudamente por la puerta de la célebre y no tan activa Casa del Tango.
(Viqui y Sole) dia 2
Después de lo conversado con los compañeros de ruta, nos pareció interesante lanzarnos a buscar y dar cuenta de aquellos espacios y asociaciones surgidas a partir de las crisis que dejó el final de la década de los ’90, que tal vez en un futuro, algun historiador rotule nuevamente como década infame. Cómo bien sabemos los que nos movemos en el  ámbito de la cultura, de “las crisis surgen progesos, la creatividad y las estrategias de supervivencia” (gracias Einstein). Y en Almagro la crisis había promovido la asociación, la expresión, la recuperación de fábricas y otras estrategias. Llegamos al IMPA, y nos recibieron dos hombres, encargados de la fábrica. Enseguida nos dijeron que para saber de la historia de la fábrica teníamos que ir de mañana, para que los mismos trabajadores nos la contaran. Cuando dijimos que nos interesaba las actividades culturales, nos dijeron “eso es otra cosa” y nos mandaron al centro cultural. La separación de las aguas nos produjo un cosquilleo extraño, pero seguimos buscando. Ahí mismo en la fábrica, nos atendió Quique, quien muy amablemente, contestó todas nuestras preguntas y nos mostró el enorme lugar. Pero percibimos algo llamativo: el objetivo se centra dentro de la fábrica: buscan que la comunidad se acerque a ellos y no tanto ellos a la comunidad. Hay muchos espacios, muy grandes, espaciosos, independientes uno del otro, que son alquilados a distintos profesores que llevan a cabo sus talleres, de teatro mayormente. Con los ingresos que de allí se recaudan, más las obras que se realizan dentro del mismo predio, sustentan las actividades del centro, hoy día bastante independiente de la fábrica misma que ya logra también autosustentarse.  Quedó en el recuerdo el primer movimiento asociacionista de los obreros tomando el lugar de trabajo y recuperándolo. Generando un espacio cultural abierto a la comunidad. También nos enteramos que los primitivos obreros vendieron la fábrica recuperada. Y de aquel germen originario, hoy convivían 2 historias cuyo su casi único punto de contacto era el espacio compartido.
Segunda posta
Luego de adentrarnos más por las calles del barrio empezaban a surgir otras miradas. La diversidad se hacía más presente y por momentos la sentíamos inabarcable. Tratamos de reorientar la mirada. Nos seguía preocupando la desaparición de espacios, la poca vida útil. Nos desalentó un poco ver que el proceso de asociacionismo surgido a principio de siglo estaba mutando y no había logrado consolidarse plenamente. La vida del barrio estaba cambiando, y tenía que volver a encontrarse. Y nos dimos a esa tarea. Aparecían 2 realidades claras que empezamos a querer reflejar con más contundencia: los espacios que se consolidaban y crecían en envergadura y propuestas y un montón de pequeños reductos nuevos que pujaban por salir a la luz y renovar la oferta cultural del barrio. En ambos afloraban los sustentos privados, los políticos, y muy poca presencia del Estado, salvo en actividades de carácter educativo. Nos interesaron esos pequeños espacios fuera de toda estadística y mapa, nuevos, buscando la luz, tratando de comunicarse. También, asombrados por la multiplicidad y diversidad de espacios nos llamaba la atención que la única conexión entre algunos de ellos este puesta en la difusión. Y que la única red mencionada, la red cultural de Boedo, nos llevara otra vez hacia fuera del territorio. Y fuimos en busca de más.
(Ale)dia 3
Mi última recorrida por el barrio fue en realidad una escapada. Atravesé el barrio de Oeste a Este, por la zona comprendida entre las avenidas H.Yrigoyen y Belgrano. Tenía 2 sitios clave para conocer y como ya había aprendido sabía que iban a aparecer otros con mayor o menor actividad. Así me encontré con varios espacios sindicales, de la UOM (Sin actividad cultural), del SAT (que ofrecía algunos talleres de capacitación para afiliados y la comunidad) y de la UOCRA (que poseía la sala Hugo Caruso, con una agenda teatral numerosa entre otoño y primavera básicamente, aunque sin tanta difusión en el barrio). Me encontré también con un centro de cultura y arte taiwanés HWASHIN, que ofrecía cursos y actividades abiertas al barrio, relacionada con las culturas orientales en su mayoría. La Asociazione Calíbrese también nuclea a hijos/nietos de inmigrantes y también ofrecía numerosos cursos artísticos y de idioma abiertos al barrio, con una festividad en la calle: “La semana de Calabria”, una vez al año. También me encontré en un pequeño ph en plena mudanza a Isabel Condolí, Presidenta del Consejo de la mujer Aborigen que funcionaba en su casa, también hecha taller mecánico al frente. Me atendió con cordialidad y me contó acerca de las múltiples actividades que se realizaban desde ese centro hacia las comunidades de todo el país. Lamentablemente, este lugar casi desapercibido no tenía contacto alguno con la actividad del barrio. Finalmente me acerqué a los 2 espacios de mayor envergadura en mi recorrido. La Asociación Mutual Homero Manzi, que surgió en los ’90 entre un grupo de jóvenes que se juntaban en la esquina de Boedo y Belgrano (antiguo bar cuyo) donde hoy hay un diminuto espacio verde. Un grupo de militantes de resistencia peronista, lejanos del Menemismo que ven que sintieron que había que hacer algo con los chicos del barrio, frágiles frente al peligro de la droga y la calle. Así comenzaron la actividad de la murga La gloriosa de Boedo (otro cortocircuito entre territorios y pertenencias). Luego de muchos años este Centro es sede de las reuniones de todas las murgas de capital, una vez por semana. El lugar en que se desarrollan las actividades sigue siendo alquilado pero creció ofreciendo numerosas actividades, además de la murga y este año comenzó la actividad de la Escuela Popular de Medios Comunitarios, fundada con el aporte del Ministerio de Trabajo, abocada a la capacitación de aquellos que están trabajando en estos medios en distintos barrios y asentamientos. El crecimiento de la escuela está replanteando la actividad de los talleres para el año que viene. Saludé a Milagros, quien me había recibido y contado un poco acerca de la vida del HManzi y me dirigí a mi último punto: Comunarte. Un espacio que surgió hace unos 4/5 años como iniciativa de su coordinador, Raúl Sanchez (con quién quise hablar pero me dijeron que dejara mis datos para comunicarse y aún espero un llamado), actual comunero electo del Frente Para la Victoria por la comuna 5 (almagro boedo). Comenzó ofreciendo algunos cursos artísticos (teatro, música, danza, artes plásticas) a bajo costo y actualmente realiza muchas actividades más: actividades gratuitas, es observatorio de dd hh, sede del INADI. Y abrió otro espacio sobre la avenida San Juan en el barrio de Boedo. A pesar de las numerosas actividades que ofrece, cuando pasé por ahí, me recibió alguien cerca de la puerta con un mostrador y si bien no pude entrar, la casa antigua parecía excesivamente silenciosa, como si la vida que aparecía en los volantes no tuviera tanto eco entre sus paredes, pero tal vez fue mi impresión de ese momento de la tarde, me prometo volver.
(Pablo) dia 3 ,escapada
El colectivo me lleva por la calle Humahuaca, en la esquina aparece la fachada de la Casona Cultural Humahuaca. Tengo poco tiempo, pero sin dudarlo me bajo. El lugar se identifica desde su presentación con el Abasto. Algo de lo que habíamos hablado de los límites indefinidos, de los espacios que se identifican hacia fuera, hacia lo lindero. Integra, de hecho una red cultural, la “redrioba” con otros espacios culturales de balvanera y abasto. No encuentro a nadie que me reciba, la actividad que se publica pasa por el espacio teatral y también de talleres de aprendizaje de danza y teatro. También aparecen agendados otros eventos como tardes de juegos y cine. Y cito la presentación que hacen del espacio “Centro Cultural …Intentando armar un tejido social, para la reconstrucción de vínculos solidarios, promover la cultura, difundir valores de salud y articular creativamente lo que esté pasando en el entramado social que participa. …un lugar donde los vecinos y tallerístas atienden el bar, pintan murales en las casas, arman milongas callejeras, intervenciones recreativas y emprenden movidas solidarias.”porque me parece al menos desde el planteo, un discurso que quizás no encontramos en otros espacios, esto de lugar atendido por vecinos e integrantes de la red y sus intervenciones barriales, hacia fuera del espacio. Y rumiando este dato me voy acomodando en la parada de colectivo para esperar el próximo que no va a llegar hasta dentro de media hora.
Tercera posta
Klana Bataklana, domingo, tarde. La terraza tiene un clima agradable, apto para el mate y el compartir, para el descanso de los viajeros. Abrevan a la mesa una innumerable cantidad de papeles, volantes, anotaciones, fotos, mapas y rutas. El primer intento por ordenarlos y visualizarlos nos deja en silencio. Nos lleva a nuestro principio. ¿Cómo convive todo esto en tan poco territorio?¿Qué mojones arman nuestra ruta, nuestro mapa?¿qué forma, qué recorrido tiene la cultura en Almagro? Frente al silencio, la intención de ordenar y estructurar se desarma y surge el compartir. Poner sobre la mesa ya no papeles si no nuestras propias miradas, nuestras impresiones, nuestros sentimientos, nuestros deseos. Y surgen algunas desilusiones de lugares que suponíamos más ricos, sorpresas de los pequeños sitios que van aportando a la vida cultural del barrio, asombro frente a la inasibilidad del territorio, a su riqueza. El descoloque que produce un barrio que está cambiando frene a nuestras pre-miradas, nuestras ilusiones. Y tal vez un poco, ahora sí, nos enamoramos del barrio. Y también surgen las ganas de seguir recorriéndolo, de compartir más vivencias. Y por que no, nuestro incipiente vicio profesional, con ansias de gestar proyectos para el barrio, de establecer redes que lo comunican, de construir espejos que le devuelvan su imagen, y hacer crecer esa identidad. Pero como viajeros, algo sabemos de tiempos y lugares. Y ahora es tiempo de callar esos ecos y proyectos, ahora que limpiamos y unificamos la mirada es hora de construir nuestro mapa. De hacer tangible lo intangible. De dejar los primeros surcos en nuestra huella de Almagro. Tomamos nuestras herramientas y nos dedicamos a construir nuestro mapa. Tarea que nos va a llevar algunos días.
¿FINAL DEL VIAJE?
Luego de recorrer el territorio de Este a Oeste y de Sur a Norte, de fotografiar y escuchar; de mirar, de oler, de espiar; de volver sobre nuestros pasos y volcar tinta en numerosos papeles, decidimos parar. Parar para volver a abrir el cuaderno y volcar las respuestas que encontramos en el camino. Y sumamos un mapa más a los múltiples mapas que ofrecía el territorio y que de alguna manera era nuevo y hablaba de ellos a la vez. Un mapa que da cuenta que Almagro existe, que sus límites geopolíticos no lo pueden contener, que se vincula mucho con su alrededor, que es tierra que cobija diversidades que se imprimen en sus paredes desde el filete al grafiti rockero. Almagro une y a la vez dispersa gente de distintas creencias y experiencias políticas. Escenario de formación diurno y reducto tanguero por las noches. Sus espacios culturales son muestra de una sociedad que está cambiando y se está buscando, para definirse.
Algunas respuestas encontramos, pero sobre todo surgieron preguntas nuevas ¿por qué la cultura respira en forma autónoma en cada espacio? ¿Por qué algunos espacios aparecen y desaparecen sin que nadie lo note?¿Por qué no se conecta? ¿cómo hacer para que la comunidad se haga dueña de la calle? ¿qué pasó con los encuentros espontáneos de voluntades luego del 2001? ¿a dónde fueron a parar esas iniciativas, en qué espacios siguen latiendo? ¿qué pasa con la usina juvenil de decenas de miles de jóvenes que se educan en sus numerosos y diversos espacios formativos? ¿A dónde desemboca esa usina? ¿el tango de sus milongas y el rock de sus salas de ensayo, en qué esquina se encuentran?
De las pocas certezas que nos quedaron además, podemos afirmar finalmente que Almagro no es una ilusión, ni un mítico espacio anclado en algún lugar del tango del ayer. Almagro existe, Almagro vive. Y su identidad por ahora pasa por estar buscando. Y buscando nos encontró entre sus calles. Y quisimos darle un mapa más para buscarse. Y quizás cuando nuestro mapa se conecte con otros mapas Almagro empiece a encontrarse y a darle forma a un nuevo escudo, a un nuevo espacio.
Un nuevo espacio para volver a recorrer y gestar nuevos encuentros entre sus habitantes, nuevas manifestaciones de su cultura. Nuevas inclusiones y nuevas respuestas a esos interrogantes.
Y lo más probable que este no sea el final de nuestro viaje. Apenas el principio.

Almagro
Diario de Viaje




UNDAV
Intoducción a la Gestión Cultural
Prof. Daniel Ríos
Prof. Leandro Torres

Alumnos: Pablo López
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